La gratitud está vinculada con la resiliencia, la capacidad de afrontar el estrés y el trauma; y con el incremento de los sentimientos de felicidad, según especialistas. Y de acuerdo con diversos estudios, cuanto más agradecido sea uno, mayores serán las probabilidades de ser una persona paciente y con autocontrol.
A continuación, te dejamos tres recomendaciones para que enseñes a tus hijas e hijos a ser agradecido siempre.
Es fundamental enseñarles a tus pequeños dando siempre el ejemplo. Por lo general, las chicas y los chicos imitan a sus padres, ya que los toman como modelos en varios aspectos de la vida.
Junto con tus hijos, incorpora la práctica de convertir las quejas en elogios. Trata de inspirarlos y motivarlos durante su crecimiento a sacar siempre lo mejor de las situaciones, por más frustrantes que sean.
Cuando tus niños realicen buenas acciones, dales las gracias; muéstrales gratitud, de la misma forma en que esperas que ellos luego se muestren gratos hacia los demás. Resulta fundamental que los progenitores se comporten de forma generosa y solidaria; y valoren las cosas buenas por más simples o pequeñas que sean.
Los padres agradecidos suelen criar a hijos agradecidos, según un estudio difundido en 2016 por Applied Developmental Science, y es muy probable que esto sea debido a que los niños aprenden a ser de ese modo al ver y escuchar a sus progenitores sentir gratitud.
Es importante que las chicas y los chicos comprendan en su esencia lo que significa decir “gracias”. Si bien es tan solo una palabra, la misma tiene un fuerte valor: se trata de una expresión de agradecimiento detrás de la cual hay una actitud que nace del aprecio por lo que otra persona hizo por nosotros.
El hábito de dar las gracias, de a poco, irá ayudándolos a reflexionar acerca de porqué realmente se sienten agradecidos. Puedes ayudarlos con recordatorios amables, como por ejemplo: “Tu amigo te compartió una galleta, ¿qué deberías decirle?” o “¿Qué deberías decirle a tu abuelo que te compró un regalo?”.
Donar ropa o juguetes usados puede ser una manera simple de hacer la diferencia. Acompaña a tus hijos a revisar sus cosas y separa con ellos los objetos para regalar, a fin de poder hacer feliz a otra persona.
Así, no solo lograrás que tus niños conserven únicamente lo que valoran y utilizan sino que además podrán adquirir un sentimiento de generosidad y solidaridad.
También, con el objetivo de fomentar la conectividad y la empatía, puedes probar hablarles sobre la alegría que otros chicos tendrán al usar los objetos nuevos para ellos. De ese modo, podrán reconocer las emociones en los demás.
La gratitud es una manera de pensar, sentir y actuar. Este sentimiento estimula los neurotransmisores de la dopamina y la serotonina, al tiempo que reduce las hormonas relacionadas con el estrés -como el cortisol-, de acuerdo con los expertos.
No dejes correr el tiempo. ¡Adopta estos hábitos y consigue que tus hijas e hijos puedan ser personas agradecidas por el resto de su vida!
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