La crianza es una labor constante, sin borradores ni ensayos, donde vas aprendiendo cómo abordar muchas situaciones a medida que se presentan. Te puedes identificar 😅 ¿Cierto?
Por eso, resulta tan crucial tener un plan de crianza previamente acordado (en pareja) que te guíe a la hora de improvisar o surja la necesidad de establecer nuevas normas de comportamiento. Tal cual comentamos en 7 consejos para llegar a un acuerdo en pareja para la crianza de un hijo (¡te puede interesar!).
Las normas forman parte de toda crianza y muchas veces se imponen sin conciencia. Recuerda que la manera más natural de aprender es a través de la imitación y muchas veces tus conductas están guiadas por convencionalismos, que tu hija o hijo asumirán por repetición.
Las reglas que se aplican en casa deben tener una motivación inmediata, pero también un objetivo a futuro. Es decir, deben ser conscientes y consecuentes. ¿Lo habías pensado así? 🤔 Te daremos algunas claves para lograrlo, pero primero repasemos la funcionalidad de las reglas.
¡Las reglas son positivas en la infancia! Fomentan el aprendizaje, la autonomía y la autoestima.
La psicóloga infantil Sara Tarrés comenta para un diario español que los limites en la crianza no solo son necesarios, sino esenciales para que los niños y niñas se desarrollen en ambientes seguros.
Les aportan seguridad ante daños de los que todavía no son conscientes y la estabilidad para integrarse sin problemas a la sociedad.
Inteligencia emocional: generan tolerancia a la frustración al no poder hacer todo lo que plazca y menos si perjudica a terceros.
Socialización: pueden llevarse mucho mejor con sus compañeros de clases o amistades de juegos.
Buen desarrollo: un ambiente con normas claras, genera la tranquilidad que necesitan para desarrollar sus capacidades a través del juego y el aprendizaje.
¿Ves? Ahora tienes una respuesta más clara de por qué debes establecer reglas en casa. 🙌
Bien, repasemos algunos puntos importantes para que estas normas coincidan con la crianza con ternura ¡Ese siempre será el objetivo!
El respeto es el principio máximo que nos permite crear acuerdos tácitos que regulen el comportamiento de los hijos e hijas, en lugar de imposiciones rigurosas y severas.
En artículo publicado por los amigos de Guía infantil se pueden conseguir algunas pistas que no gustaría desarrollar como recomendaciones:
1. Deconstrucción: debes pensar cuáles de los límites y normas que estableciste son repeticiones infundadas. Evalúalas y si no coinciden con el respeto… se sustituyen.
2. Clasifica y organiza: no se trata de armar un sistema jurídico, pero te ayudará mucho tener un esquema: límites de comportamiento, pactos de convivencia, normas de cortesía e importancia (¡tendrás mucho que explicar!).
3. Prioriza: siempre serán más fundamentales las normas que garanticen su seguridad y la de los demás.
4. Cronología: el establecimiento de límites tiene que ir acorde en cantidad y profundidad con la edad e ir cambiado a medida que se va dando el crecimiento (por lo general se van sustituyendo).
5. Explícales: ¨Porque lo digo yo¨ no es respetuoso, la explicación tiene más valor, que la norma en sí. Es importante que entiende por qué no, eso los ayudará tener más autonomía sin ponerse en riesgo.
6. Persiste: no es lo mismo priorizar reglas sobre otras a desistir por cansancio o situaciones externas. Si en determinado momento te cuesta mantener una regla o explicar, pide ayuda a otro integrante de la familia.
Las reglas, normas y límites son imprescindible para una infancia segura si se establecen con respeto. Debes tener en cuenta que estás en una situación de poder frente a tu hija e hijo e imponer siempre será lo más fácil, pero más perjudicial.
Por eso, nuestra recomendación siempre es que recurras a la ternura que genera el amor y podrás garantizarle una buena infancia a tu hijo o hija ¡Tú puedes! 👏
¿Te gustaría acceder a más conocimiento
para criar con respeto a tus hijos?