Para muchos padres y madres, el aburrimiento de sus hijos es algo que buscan combatir en todo momento. Lo cierto es que, si bien se debe potenciar el desarrollo cognitivo a través de actividades y estímulos, también tienen que existir momentos en los que nada los mantenga entretenido u ocupados.
Aburrirse es necesario y los espacios de ocio, tal como plantean distintos maestros de la filosofía, sirven para el desarrollo del ser humano. Tal como explica este artículo del diario El País, actualmente la sociedad está sobreestimulada y se impone la hiperactividad. Básicamente eso es lo que la mayoría de los padres transmiten a sus hijos y erróneamente piensan que no pueden “desperdiciar” ni un segundo de su tiempo.
El problema es que en muchos casos, tantos quehaceres y obligaciones, pueden generar una sobreexigencia en los niños y que éstos terminen con cuadros de estrés a muy temprana edad.
Lo ideal, tal como explica el sitio Guía Infantil, es encontrar un equilibrio entre la falta de estímulos y la sobreestimulación.
Por lo mismo, es importante que así como impulsarlos a jugar y realizar diversas actividades, también se cuiden aquellos espacios para hacer nada.
Aquí te contamos 5 beneficios del aburrimiento en niños:
1. Es imprescindible para el desarrollo personal
El aburrimiento está estrechamente ligado a la capacidad de espera, autonomía, autoestima y tolerancia a la frustración. Son puntos que se cultivan en esta situación de “no hacer nada”. En estos momentos es cuando los seres humanos nos conectamos con nuestra mente y emociones. Por lo tanto, para los niños es fundamental porque les permite sintonizar con su interior y procesar las cosas que pasan dentro de sí y reconocer cómo impacta en ellos lo que sucede en su entorno.
2. Muestra la realidad
Como adulto sabes que la vida no siempre es un parque de diversiones ni que todo el tiempo tendrás actividades que te mantengan ocupado. Hay momentos altos, bajos y neutros. Eso es normal. Justamente el aburrirse les permitirá prepararse para un futuro más realista; uno que tiene momentos de muchas actividades entretenidas, pero también momentos en los que no tengan nada que hacer.
3. Es una oportunidad para descubrir nuevas vías de aprendizaje
Si la motivación siempre está cubierta por un estímulo externo, los niños nunca investigarán nuevas fórmulas para pasarlo bien. Cuando no tengan nada que hacer, será la instancia ideal para que desarrollen su propia creatividad, exploren e imaginen. De hecho, al aburrirse abrirán una puerta y por fin tendrán la oportunidad de buscar soluciones por sí mismos.
A pesar de no ser percibido comúnmente como algo positivo, el aburrimiento potencia la autosuficiencia, el pensamiento crítico, el espíritu autónomo y ayuda a descubrir los propios intereses y necesidades. Asimismo promueve la meditación, la reflexión y otorga un tiempo valioso para mirar la vida desde la calma.
4. Enseña a disfrutar de las cosas simples de la vida
¿Cómo lograr que un niño se detenga a apreciar actividades sencillas como la observación de la naturaleza? Los pequeños tienen que aprender que lo simple, también tiene su belleza. Hay que educarlos en el arte de vivir en el aquí y el ahora. Solo así podrán gozar con cosas que no sean materiales, por ejemplo, una puesta de sol, la compañía de sus seres queridos o simplemente descansar.
5. Ayuda a perder el miedo al fracaso
Contar con momentos en los que no tengan que vivir la vida de manera rápida e intensa, les deja espacio a los niños para que puedan intentarlo una y otra vez si es necesario. Con la libertad de tener tiempo libre, podrán detenerse a ver en qué están fallando y persistir.
Como ves el aburrimiento no es nada negativo para los niños y, tal como otras emociones, también los ayudan a crecer. Lo importante es que existan instancias para hacer nada y para hacer todo. ¿Cómo puedes ayudar en estos momentos de aburrimiento? Lo primero es que te muestres accesible y lo ayudes a que no se trata de algo negativo.
También puedes disponibilizar herramientas sencillas con las que puedan dar rienda suelta a su creatividad.
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